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Por mi género hablará EL espíritu,

EL espíritu también de mi género.

 

 

 

 

Abril 20, 2019   12:15:16 hrs.

Por Edgar López Jiménez

Palabras clave:

CIDI, UNAM, Violencia de Género, Acoso sexual, Encubrimiento, Misoginia

Igual que Lázaro en Betania se levantó de entre los muertos, la coordinación del Centro de Investigaciones de Diseño Industrial (CIDI)/ UNAM dio muestras de vida luego de semanas de mantenerse en absoluto silencio.

 

Recordemos que este periodo de hibernación se mantuvo luego de las acusaciones de alumnas contra profesores bajo los temas de acoso sexual, violencia de género y encubrimiento, que mantuvieron en constante tensión a la comunidad universitaria del CIDI a través de la cuenta de Twitter #MetooCIDI donde se realizaron las denuncias, y también en los espacios compartidos en redes sociales con los ex alumnos que participan de la página cerrada del grupo de Facebook que actualmente lleva por nombre COMPROMISO CIDI 50 AÑOS, el cual sirvió en un principio para organizar los festejos por los 50 años del CIDI debido a que una mañana de un 14 de abril se dio la bienvenida a la primera generación de alumnos de esta carrera en la UNAM.

 

Todo parece indicar que este milagro de la resurrección se presenta bajo ciertas circunstancias especiales:

 

Haciendo un llamado a la comunidad al interior del plantel conformado únicamente por alumnos (en activo), profesores, coordinadores y algunos elementos del cuerpo administrativo.

 

Se hace el viernes último de clases antes de comenzar las vacaciones de Semana Santa de 2019 (para dejar que los ánimos se enfríen o para aprovechar la época de los milagros).

 

La junta se llevó a cabo para informar acerca de la lista de eventos planeados para los festejos de los 50 años del CIDI, a los que se solicitó la ayuda y apoyo de TODA la COMUNIDAD CIDI (tanto alumnos como ex alumnos), para hacer de éste evento el más grande e importante (Traducción: Atole vía la interfaz dedo para ir olvidando). IMPORTANTE: Este festejo al igual que con los Juegos Olímpicos 68, puede servir para retrasar las acciones, distraer, ocultar, confiar al olvido y finalmente dejar una herida abierta en la confianza de agraviad@s y también de quienes hemos visto la violencia en las aulas y tenemos la ilusión del trato justo dentro de las instituciones.

 

Se dejó para el final el tema de las acusaciones de alumnas hacia profesores como algo de mal gusto pero que irremediablemente se tenía que mencionar y para solucionarlo se presentó la propuesta de la Coordinación General del CIDI.

 

No hubo en ningún momento una disculpa pública, no por los agravios cometidos, ni siquiera por las casi 3 semanas que se tardaron en redactar una solución, la cual tiene por objeto, la creación de dos espacios al interior del CIDI, uno para la comunidad que ha vivido situaciones que afectan el sano desarrollo de las vidas, y el otro, un espacio restaurativo de reflexión. Desde mi perspectiva, estas soluciones distan mucho de ser empáticas, incluyentes, restaurativas o participativas, debido a que este pliego que tiene tintes de redactado por la Coordinación General del CIDI y apoyado por la Coordinación General de la Facultad de Arquitectura no es más que una imposición que dista del diálogo, del consenso y de una búsqueda de soluciones conjunta. Es más, podríamos entenderlo como que los presuntos acosadores y sus encubridores, además de causar vejaciones ignorando y minimizando la gravedad de las acusaciones, también están facultados para decidir lo que más les conviene a las presuntas víctimas.  Porque como dicen las abuelas, ellos mismos luego de causar el daño, también tienen el remedio y el trapito.  Yo quiero ver que, un juez gringo le pida a Joaquín Guzmán Loera decidir la solución a sus delitos y que le salga con la propuesta de mandarlo a retomar su vida antes de la cárcel y asistir de forma libre a unos espacios donde pueda reflexionar sus errores y sanar su conciencia de todas sus transgresiones.

 

Con la leyenda -Por mi raza, hablará el espíritu- finalizó la lectura del pronunciamiento de la Coordinación General del CIDI pero el auditorio estaba petrificado. ¿En serio ese fue el trabajo creativo de 3 semanas de los coordinadores generales y de algunos profesores del taller de diseño para hacer frente a los casos de acoso sexual, la violencia de género y el encubrimiento?, porque de haber invitado a Carlos Soto o Fernando Fernández (ex coordinadores generales y otros presuntos culpables), habrían propuesto un concurso para que los alumnos diseñaran el mobiliario para estos espacios especializados de apoyo y reflexión; sí leíste bien, diseñados por alumnos (no alumnas), mobiliario de carácter masculino hecho por hombres para que este estilo brinde un soporte a la masculinidad de los académicos para superar gradualmente las situaciones que afectan el sano desarrollo de sus vidas, mientras que las alumnas pueden dedicarse a la decoración de los interiores.

 

Los aplausos rompieron el silencio, creo que Mazari Hiriart estaba a punto de gritar: ¡Magnífico!, ¡Excelso!,  y extraordinariamente raro porque los profesores del CIDI siempre se enojan y se quejan de que este viejito (imagino que usan el ito con todo respeto) que fomenta la jubilación y debería comenzar por poner el ejemplo; sólo se presenta en el CIDI para regañarlos y echarles en cara lo que están haciendo mal.

 

Tan inmediatamente como le fue posible, Mazari Hiriart subió al pódium para tomar la palabra de esta reunión informativa celebrando primero, el esfuerzo del coordinador (¿y por qué no le iba a reconocer?, si él mismo lo eligió para tomar ese cargo y esa es parte de su responsabilidad). Su discurso pasó inmediatamente  a enaltecer a la familia CIDI, lo unidos que somos, lo buenos formadores que han sido los académicos y lo buenos que somos los diseñadores industriales del CIDI, porque se ha demostrado en varios concursos, exponiendo como uno de varios ejemplos el concurso Clara Porset, aunque muchos digan dentro y fuera del CIDI que existe mano negra. Pobre Clara, seguro se ha de retorcer cada dos años cuando se llega la hora de calificar y premiar.

 

Mazari Hiriart fue trastocando varios temas a través de chistes encantadores y afirmando que la sociedad de hace 50 años no es la misma que la de ahora, que la comunidad del CIDI no era la misma de ahora, y que hay que aceptar los cambios sociales y tecnológicos, pero que el CIDI tiene que entender que existe una cultura y un espacio tiempo, una relación que se ha dado a lo largo de estos 50 años,… que es importante saber también que no sólo es el CIDI (imagino que refiriéndose al Acoso Sexual, la Violencia de Género y el Encubrimiento, que permean en nuestra cultura), porque de pronto pareciera ser que el CIDI es esta oveja negra que todos tenemos que reconocer, …la cultura ha venido cambiando y nosotros hemos venido cambiando…, por ello hay que continuar la transformación dejando las cosas igual, minimizando el problema cambiándole los nombres de Acoso Sexual, Violencia de Género y Encubrimiento por Terribles Relaciones Interpersonales y Momentos trágicos, pero no haciendo mención de ello porque no queremos que se hable mal de la Universidad, ni del CIDI y porque todos queremos decir y escuchar cosas bonitas, ¿no?

 

El discurso de Mazari Hiriart hasta aquí iba grandioso, sólo que me sorprendió un detalle insignificante, que aún cuando la Facultad de Arquitectura fue la sede para el Tercer Congreso Internacional sobre Género y Espacio entre el 8 y el 12 de abril del 2019 y el propio Auditorio Horacio Durán el 11 de abril cerca de las 11 hrs. albergaba la conferencia Lugares del acoso: disciplinamiento y resistencia de las mujeres en el espacio público con la ponente Carmen Leticia Díaz Alba, para el día posterior, 12 de Abril a las 11 hrs. en el mismo auditorio, Mazari Hiriart demostraba el nulo interés por nombrar al Acoso Sexual o la Violencia de Género por su nombre, aunque en su discurso aludió a reconocerlo y trabajarlo juntos.

 

Si no me equivoco y espero no hacerlo, Mazari Hiriart mencionó el término Unamita, que tal parece que en su concepto es la acción de dejar de ser crítico y objetivo sobre los aspectos negativos de la UNAM para enfocarse únicamente en los aspectos positivos para entonces, sólo hablar bien de la Universidad.

 

Mazari Hiriart en su discurso enalteció al CIDI por su innovación, por romper paradigmas, por ser un orgullo para la Facultad de Arquitectura y para la Universidad Nacional como una forma de justificar la minimización de los aspectos negativos “culturales” de los que la UNAM no se puede desprender, de tal manera que para no dar oportunidad a la réplica pidió rápidamente un aplauso para el CIDI y un Goya para con ello dar por finalizada esta reunión porque seguramente tenía que estar presente en la clausura del Tercer Congreso Internacional de Género y Espacio para cerrar con ello estos temas tan feos e incómodos que suele llamar: Terribles Relaciones Interpersonales y Momentos trágicos (Acoso sexual, Violencia de Género y Encubrimiento).

 

 

Números duros

 

Yo me cuestiono, ¿cómo podrán el CIDI y la Facultad de Arquitectura trabajar los problemas de Acoso Sexual, Violencia de Género y Encubrimiento cuando sus directivos no los pueden ni llamar por su nombre?, cuando la incomodidad que les causa les lleva a sobre nombrarlos como: Terribles Relaciones Interpersonales, Momentos trágicos, Situaciones que afectan el sano desarrollo de las vidas y Situaciones Conflictivas.

 

Mientras tanto en las cifras, existen actualmente 57 profesores de sexo varonil enlistados en el directorio de la página del CIDI por lo que sorprende que siendo tan arraigadas las "¿mañas culturales?" entre profesores y alumnos de este centro de investigaciones, sólo 14 de ellos están acusados en la página de #MeTooCIDI con entre 1 y 8 acusaciones de diversa índole entre Acoso Sexual así como comentarios y acciones de Violencia de Género o Encubrimiento, sin embargo sorprende aún más que: 6 de los acusados son o fueron coordinadores generales del CIDI, 2 fueron coordinadores académicos, y 6 de ellos son o fueron profesores de la clase de Diseño, la asignatura con mayor peso de la lista de materias de la licenciatura de Diseño Industrial.

 

Por otro lado, también existe 1 sólo caso de un ex profesor de sexo masculino con más de una acusación en su contra, que estando en activo fungió como coordinador general y como profesor de la asignatura de Diseño.

 

Asombra que siendo tan arraigadas estas "mañas culturales", por las autoridades universitarias, existan 33 profesores sin denuncias o rumores dentro de la comunidad del CIDI.

 

Se cuestiona lo difícil que resulta reconocer los actos de acoso sexual debido a la subjetividad interpretativa de cada persona, pero cuando los acusados se encuentran entre las 2 y 8 denuncias como en el caso de algunos profesores en el #MeTooCIDI, ¿lo justificamos diciendo que no les amarraron las manos de chiquitos?, ¿o que son personas que no han podido adaptarse al cambio de la sociedad?, en específico al asunto de la inclusión de la mujer y el respeto a su integridad.

 

De tal manera que, si los profesores del CIDI han demostrado el rompimiento de paradigmas y es un ejemplo de vanguardia, ¿cuáles son los pensamientos y acciones retrógradas que no lo dejan avanzar en la transformación de la sociedad de la que Mazari Hiriart  tanto ha enaltecido y celebrado?, porque probablemente esas acciones sólo son muestras de inadaptabilidad a los estándares de pensamiento y estilo de vida que exige la nueva sociedad cambiante mexicana y de la que el propio Mazari no parece ser parte.

 

Hoy debemos replantearnos el festejo por los 50 años del CIDI, es momento de reconocer que el Acoso, la Violencia de Género y el Encubrimiento en nuestra institución existe y expongámoslo como parte de la celebración de los 50 años, hablémoslo como los adultos que somos, demostremos que este medio siglo hemos aprendido algo más que sólo ser una escuela de diseño, respetemos la diversidad de género, disculpémonos, mediquemos las heridas, comencemos a erradicar el Acoso sexual, la Violencia de Género y el Encubrimiento desde la madurez, la conciencia y la responsabilidad, seamos vanguardia y apuntemos el CIDI hacia el futuro.

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ACERCA DEL AUTOR

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EDGAR LÓPEZ

Diseñador industrial por el CIDI / UNAM, profesor de cursos de diseño y conceptualización, investigador de los fenómenos que involucran al Diseño academicista con la producción manual y sus efectos secundarios. Investigador de la joyería y su entorno.

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